Están compuestos por un mínimo de 95% de ingredientes naturales o de origen natural. Se da preferencia al uso de ingredientes de origen vegetal, siempre que sea posible alcanzar con ellos la calidad y funcionalidad requerida en el producto final.
Pueden incorporar como máximo un 5% de ingredientes sintéticos seguros para la salud y para el medioambiente, en caso que estos representen una alternativa más sustentable que su equivalente natural o que sea la única solución para ofrecer la funcionalidad requerida.
No incluye ingredientes de origen animal que involucren en su obtención sacrificio o sufrimiento.
No incluye productos derivados de organismos genéticamente modificados (NO OGM).
Todos los ingredientes que los componen cuentan con documentación probatoria de su origen y calidad.
No se testean en animales.
Son elaborados por operadores que garantizan su gestión integral para conservar la calidad a lo largo de todo el proceso, que cumplen con las Buenas Prácticas de Manufactura y que utilizan únicamente procedimientos de elaboración permitidos.
Garantizan la trazabilidad de su cadena productiva.
Sus rotulados proveen información clara y precisa para el consumidor.
Buscan minimizar la cantidad de packaging, evitando envases superfluos, y utilizan materiales reciclables o reutilizables.